Que empiece la fiesta …

Organizado por la comunidad tibetana de Berna y sus alrededores, esta bella fiesta ha reunido a más de cuatrocientos participantes. Una gran manifestación calurosa y festiva que se prolongó con una «celebración» hasta la madrugada.

El acontecimiento que acaba de celebrarse aquí, en nuestro centro, puede confirmar hasta qué punto los tibetanos tienen el sentido de la celebración de ‘fiestas y encuentros’. Todos los que habéis vivido la inauguración de los monasterios Ripa en Nepal y en Orissa seguramente os acordaréis de esta atmósfera tan especial, formada por una sucesión de momentos excepcionales, y tan socializadores, donde todos y cada uno se sienten bien. Además entre los tibetanos, estar juntos, significa estar juntos en familia con los niños. Incluso, ya instalados en Suiza desde hace años, nuestros amigos tibetanos mantienen muy profundamente arraigado este sentido tan familiar, y también el de la simplicidad y la espontaneidad. El aniversario del Dalaï-Lama, es por lo tanto también la fiesta de las familias y de los niños.

El camino de acceso al templo se transforma en un aparcamiento de ‘cochecitos de bebe’… Antes de la ceremonia, retomamos fuerzas con un biberón, un poco de agua, un picnic… nos tumbamos al fresco.. y luego nos vestimos para la fiesta…
Después del espectáculo, un equipo se afana en las cocinas para concluir la cena, el resto de la asamblea se instala bajo los árboles, se relaja con un paseo. Los niños continúan jugando, corriendo, chillando y cantando por aquí y por allá. Después la hora de la comida suena y una fila de espera larga, larga, se forma a lo largo de los edificios. Habrá que esperar… un cierto tiempo antes de poder retirar su comida e instalarse sobre la hierba.

Una noche agitada -Hacia las 20h/ 20h30, los noctámbulos llegan para bailar en la «disco» que comienza a las 23h … Inútil precisar que todo el Centro va a permanecer muy animado toda la noche. Ni hablar de poder pegar ojo. El baile es un éxito ¡podemos oirlo! … Los niños continúan jugando, corriendo, cantando, chillando en los jardines, los pasillos. Algunos grupos se han instalado en cualquier esquina sobre la hierba para hablar, contarse historias. Las carcajadas se suceden como fuegos artificiales durante una buena parte de la noche. A la madrugada, la calma vuelve a instalarse… Pero no por mucho tiempo. Hacia las 7h., los que han dormido unas pocas horas se despiertan para tomar el desayuno, preparar las maletas y volver a casa.

Dentro de unos días, nuestro retiro de verano comienza y esta bella energía festiva seguramente habrá dejado huella … Os esperamos a todos para este retiro tan particular que marca la vuelta de Gyétrul Jigmé Rinpoché entre nosotros.

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