Intensidad y profundidad de cada instante
Igual que Padmashambhava y los grandes maestros del pasado hicieron en su momento, Rinpoché nous abre un camino, lo va desarrollando partiendo de dónde estemos, de lo que sintamos y experimentemos. Nos guía, nos sostiene y conduce hacia la profunda exploración de nuestro cuerpo, a tomar conciencia de nuestro asiento, espalda, cabeza, brazos, hombros y luego de nuestra respiración, de cada paso, de nuestro andar, es quien nos mantiene atentos en cada instante. Su voz nos acompaña con fuerza, suavidad y persuasión. También es calmante, nos da seguridad y nos ayuda a deshacer nuestras resistencias, bloqueos ocultos, tensiones interiores. Más allá de las cuatro horas diarias de meditación en su presencia, nos anima a mantener la atención en cada instante a cada movimiento del organismo, cada respiración… El reto consiste también en permanecer concentrados y abiertos a lo que nos rodea, conscientes del más mínimo ruido, de un olor sutil e incluso de sentir las papilas gustativas identificando el sabor de los restos de la comida, vivir intensa y profundamente cada segundo… Resumiendo, nos invita a permanecer presentes en todos los gestos de la vida cotidiana que habitualmente son automáticos, estos gestos que realizamos cientos de veces sin pensar y teniendo la mente en otra parte…. ¡Qué esfuerzo !
Con objeto de mantener este estado no sólamente durante los períodos de meditación propiamente dichos, también se nos invita a participar, con plena consciencia y total atención, al mantenimiento diario del centro para que su ambiente sea agradable y el sitio permanezca limpio y en buen estado para que resulte ameno y confortable a todos. La vajilla de tres comidas diarias ( ¡somos ciento veinte ! ), recoger y limpiar el comedor, limpieza de las zonas comunes, lavabos, duchas, atender la tienda, regar las plantas y cuidar los ramos de flores, etc … Mantener la atención, la focalización y la conciencia plena es contínuo. También diremos que una vez el retiro finalizado, la vuelta « a la normalidad » y a la palabra resulta a veces doloroso. Los nervios tranquilos durante unos días recuperan de nuevo la vitalidad del día a día… Y rápidamente, nos sumergimos en nuestra común adicción : hablar, hablar, hablar… Aunque sea para confirmación de que el silencio, es mucho mejor. Como ya sabéis, Rinpoché muy pronto irá a un retiro personal, entonces la responsabilidad de continuar y evolucionar en nuestro camino meditativo es nuestra, hasta su vuelta.
